Don Carlos M. Calleja
Por Gilberto Escoboza Gámez
22 de Abril 1989
En las postrimerías
del siglo pasado el Gobierno Estatal dio nuevamente un gran impulso a la
educación pública. Consideró que la instrucción del pueblo era un factor muy
importante para el desarrollo de las naciones; así pensaban los hombres del Porfiriato como posteriormente lo hicieron los de
Entre los
maestros que vinieron a Sonora llamados por las autoridades locales, podemos
mencionar al profesor don Leocadio Salcedo, José Lafontaine, Heriberto Aja, Alberto Gutiérrez, Carlos
Martínez Calleja, Fernando Dworak, etc. Los maestros nombrados vinieron a Sonora y
aquí permanecieron hasta los últimos días de su vida, excepto el profesor Dworak que se radicó en Monterrey y allá terminó sus
días. Cuando don Carlos Martínez Calleja
arribó a Sonora ya traía en los bolsillos el nombramiento de Director de
La familia
sonorense que procreó el maestro Martínez Calleja le estimuló a través de su
esposa para que volviese a Sonora, donde
residiría el resto de su existencia; antes de que terminará
el Siglo XIX se casó en Guaymas con la señorita
Carmen Vizcaíno en la casa del influyente General Don Marcos Carrillo. Al contraer nupcias, la señorita Vizcaíno
declaró ser originaria de San Marcial, hija legítima del finado José María Vizcaíno
y de la señora Josefina Molina de Vizcaíno. El profesor Martínez Calleja
manifestó tener 34 años de edad, ser hijo legítimo de don José María Martínez y
de doña Guadalupe Calleja, ya finados, y haber nacido en El Ingenio, Veracruz
en 1857. También declaró que tenía su
domicilio en el número 220 de la avenida VII de Guaymas.
Don Carlos y
Doña Carmen se radicaron posteriormente en Hermosillo y procrearon varios hijos
llegando a la edad adulta los siguientes; Carlos, quien nació el 6 de mayo de
1893, Carmen, el 3 de junio de 1895, Rebeca, el 16 de enero de 1900, Humberto,
el 24 de julio de 1901, René, el 9 de marzo de 1903, y León, el 17 de noviembre
de 1911. El profesor no logró ver a sus
hijos en la mayoría de edad pues el 31 de agosto de 1912, en Hermosillo, sus
ojos se cerraron para siempre a la edad de 55 años. A pesar de que el
patrimonio de don Carlos al morir era reducido, la familia logró salir adelante;
Carlos Hijo alcanzó a formar a través de su vida una fortuna respetable en
actividades comerciales.
Carlos M.
Calleja desde muy joven se convirtió en un próspero comerciante que en los años
veinte se estableció en la avenida Juárez, entre las calles transversales
Jalapa (Dr. Noriega) y Yucatán (actualmente Norberto Aguirre Palancares, y hoy Luis D. Colosio); comenzó con un expendio de pastura y
posteriormente con un negocio de ferretería, refacciones de automóviles y venta
de gasolina. Allí se distinguió por su
probidad y también por su proverbial decisión de no vender a crédito. Se cuenta que una ocasión el Dr. Domingo
Olivares suministró gasolina a su vehículo y al pretender pagar el combustible
se dio cuenta de que no traía dinero en el bolsillo; rogó a don Carlos que le
permitieran firmar un vale que cubriría antes de una hora y …
el señor Calleja se negó a aceptar un documento diciendo “¡Aquí no fiamos a
nadie!, a la vez que ordenaba que se extrajese el carburante al vehículo. El doctor don Domingo Olivares fue en
Hermosillo un personaje muy importante por su espíritu de servicio. Figuró en
el Comité Pro Universidad de Sonora y presidió varias organizaciones que trabajaban por el bien de nuestra sociedad, fue
Presidente Municipal y muy estimado por la ciudadanía. Nuestra ciudad perpetuó
su memoria al imponerle a una y a un barrio su nombre, sin embargo, don Carlos
le negó el crédito por un plazo de menos de una hora mientras el profesional
iba y venía a su consultorio que en ese tiempo se ubicaba en la calle Tampico
(avenida Obregón), solo porque el señor Calleja era de convicciones muy firmes!.
Para
concluir, diremos que no obstante que el profesor Martínez tenía el apellido
materno Calleja, sus descendientes a partir de sus hijos fueron registrados con
el apellido Calleja en vez de Martínez Vizcaíno; el primogénito, el comerciante
de la calle Juárez, tenía como razón social en su negocio Ferretería de Carlos
M. Calleja.