REVOLTIJO No.4
Por Fernando
A. Galaz
10 de Noviembre de 1956
Las casas
marcadas con los números 50 y 51 de
En diciembre
de 1915 por primera vez en la historia de Hermosillo el Coronel Jesús M. Garza
como conductor, acompañado de ese monumento de belleza Laurita Muñoz, en un
auto “Mercedes” llegó con miles de sacrificios hasta la cima del Cerro de
Juanito
B. Camou, viejo pilar de la buena sociedad
hermosillense, en 1912, rifle en mano, salía a cazar liebres, jinetear burros y
hacer travesuras a “
En 1912, el
monumento que se encontraba en el Paseo El Centenario le cayó un rayo.
El invierno
de 1918 sufrió Hermosillo una epidemia conocida por “Influencia Española”, “los
fríos”, o “el abrazo de Carranza”; fue combatida a base de mezcal con canela (¿suave
o nó, Gallito Gallardo?), y cocimientos preparados
por el herbolario de Don José L. Chon y repartidos
casa por casa de los barrios por el señor Presidente Municipal Don Ignacio L. Romero.
Ese mismo año, una partida de Yaquis asaltó a dos
comercios de chinos en Las Pilas y unos días después hizo lo mismo en El
Ranchito.
En 1912 fue
Prefecto del Distrito el señor Dionisio Lacarra; en
el año de 1911 el H. Ayuntamiento de Hermosillo estaba integrado por los
siguientes regidores: Ramón P. Denegri, Herminio
Ahumada, Guillermo P. Carpena, Vicente Contreras M.,
Ignacio L. Romero, Ricardo Díaz, Ing. Tomás Fragoso, y Arturo Terán.
Se dan las
gracias al compañero y amigo Ramón H. Olivarría por
el “patín del diablo” que nos obsequió para que no recorriéramos a pié el
trayecto de la casa a la oficina.
Aquella
negra noche de noviembre de 1935, varios amigos bromeaban con respecto a la
corta estatura del viejo amigo J. Guillermo Orozco y Girón, quien por si usted
no lo sabe mide 1.58metros sin lavarse los pies. Orozco sonriendo, defendiéndose,
los dejó turulatos cuando como epílogo de su defensa les espetó los siguientes versos:
“Negra la noche, verde el perico, los hombres grandes pueden ser chicos”.
El oscilante
movimiento de la juvenil belleza y poderosa simpatía de Elsa Granillo Noriega,
activa Secretaria de Refugio Bernal (“Cucón el
Telefonema”), también nos deja turulatos.
Por la
atención, dirección y servicio que imprime