EL VAGÓN QUE VIAJÓ SOLO
Por Don
Epifanio Zamorano Ramos
En el año
1946 tuvo lugar un suceso insólito, quizás único en la historia de los
ferrocarriles, que causó asombro y temor a los funcionarios y empleados del
Ferrocarril Sud Pacífico de México, en la División
Sonora. Sucedió que un vagón, sin control humano, recorrió 73 kilómetros de la
Ciudad de Carbó, Sonora hasta la capital Hermosillo.
En esa época
todavía cruzaban los campos sonorenses las inolvidables locomotoras de vapor,
haciendo oír sus agudos y musicales silbidos. Carbó aún
ostentaba la categoría de Terminal de Distrito del Ferrocarril y sucedió que un
tren que venía de la frontera llegó al lugar de referencia trayendo entre sus
vagones el número NW47319 procedente de Nogales, conteniendo madera y documentado
en Springfield Missouri, Estados Unidos de Norteamérica,
consignada al señor Carlos V. Escalante de
Hermosillo, Sonora.
El 8 de
junio al entrar en servicio la tripulación de patio con turno de las 2:00 a las
9:00 horas, compuesta por el Jefe de Patio Francisco Reyna
Terán y los garroteros José Arreola Cervantes, Jorge Félix
Gómez Vázquez y Francisco Saralegui Martínez, dieron
principio a sus labores con la formación de un convoy que sería movilizado
aquella misma mañana por el Tren Extra 1761Sur; por ser de reglamento y
costumbre en estos casos, fueron colocándose los carros por orden de estación
de destino correspondiendo al vagón NW47319 el extremo sur.
De momento
todo quedó bien dispuesto para que en su oportunidad fuese enganchada la
locomotora que halaría el convoy; los empleados ferrocarrileros quedaron
satisfechos de su trabajo y se retiraron a otras labores de su incumbencia. Nada
hacía prever que en esa fecha las horas transcurrían muy lentas, tan lentas
como caminan las manecillas del reloj en los días que padecemos angustias. Repentinamente,
el carro que quedaba en el extremo sur de la fila se separó y comenzó a rodar
lentamente al principio, y unos cuantos minutos después cobró velocidad. (Muchos
días después del incidente los ferrocarrileros se preguntaban, sin encontrar
una respuesta: ¿Sería por una falla en los frenos o éstos no fueron debidamente
aplicados?.)
El drama –drama
porque tuvo tensos a varios empleados y
funcionarios del ferrocarril, quienes temían que sucediese una tremenda
desgracia- dio principio a las 03:15 horas; el primero en advertir lo que estaba
sucediendo fue el Telegrafista J. Liborio Arvizu,
quien de inmediato lo hizo saber al Jefe de Patio. Este funcionario ordenó que
se le diese alcance con la máquina de patio pero eso no fue posible porque la
locomotora carecía de la presión necesaria de su caldera y estaban en malas
condiciones sus inyectores. En forma urgente se dio aviso por la vía telegráfica
al Despachador de Trenes de Empalme, quien dio instrucciones para evitar una
colisión.
Como primera
medida se ordenó a la Estación Pesqueira que se
pusiese el desacarrilador; pero esta disposición no
se logró realizar porque a esa hora ya había pasado por aquel lugar el vagón
solitario. El carro sin control llegó a su destino sin causar daños, pero para
que esto sucediese hubieron de mediar muchas circunstancias felices más la
eficiencia de los hombres del riel que lograron despejar la vía para evitar una
colisión, que en caso de tratarse de un tren de pasajeros aquello se hubiese
convertido en una tragedia nacional.
Fue
sorprendente y aún casi es inexplicable, cómo el vagón entró por la pierna
norte de la “Y” que existía en la Unión cerca de la actual Central de
Autobuses, saltando sin descarrilarse el cambio de vía de aquel sitio a la vez
que perdía velocidad y paraba frente al Molino Harinero “La Fama”, dando fin a
la zozobra de muchas personas. Quien esto escribe ocupaba en aquella fecha el
puesto de Ayudante del Jefe de Tomadores de Tiempo, en la División Sonora del
Ferrocarril Sud Pacífico de México, con residencia en
Empalme, y por razones de su trabajo se servía de las hojas usadas por los
despachadores para a su vez registrar los movimientos diarios de los trenes y
sus tripulaciones. Por lo explicado anteriormente, tuve la oportunidad de ver
en la hoja correspondiente que la Oficina de Despachadores registró el citado 8
de junio el Tren Extra NW47319, que en realidad no era sino el vagón que corrió
solo desde Carbó hasta la ciudad de su destino,
Hermosillo. Se dio el nombre de Tren Extra a la corrida del vagón NW47319
porque la Empresa tenía que justificar la llegada de esa unidad, que caminó más
de la cuarta parte de su recorrido de Nogales a Hermosillo sin ningún costo
material para el Sud Pacífico de México; pero las
angustias que sufrieron los funcionarios y empelados de la División fueron mayúsculas.
Don Epifanio
Zamorano Ramos, autor de este relato, trabajó durante más de 30 años en la
División Sonora siendo jubilado por la empresa; es miembro de la Sociedad
Sonorense de Historia y cronista de Ferrocarriles de nuestro Estado. Este relato
nos fue proporcionado por el Historiador Librado Villa García.