Lunes 9 de Agosto de 2004 HACEN
MILAGRO DE UNA TRAGEDIA CIUDAD OBREGÓN, Sonora (PH). Agosto 08. “Ángel” no
tuvo la oportunidad de vivir siquiera una niñez plena. Pero antes de morir, a
los 3 años de edad, una valiente decisión de sus padres hizo que seis
personas más pudieran vivir más al donar su corazón, riñones, hígado y
córneas. Y además de hacer ese milagro, este “angelito sonorense” hizo
historia, pues fue el primer niño que se convierte en donador cadavérico
múltiple en el Hospital de Especialidades del Seguro Social en Ciudad
Obregón. La tragedia de “Ángel” (nombre ficticio) y su familia, se transformó
en un milagro aquélla madrugada de inicios de julio pasado. Al mediodía de un
viernes, el diagnóstico cayó como balde de agua fría a sus afligidos padres:
Muerte cerebral irreversible causada por una predisposición genética a la
diabetes que le causó hinchazón del cerebro. Dos días después, a la media
noche del lunes, la tragedia se convertía en milagro cuando un grupo de
médicos liderados por Daniel Hernández iniciaron la operación. A
contrarreloj, el cuerpo médico del Hospital de Especialidades Número 2 se
preparó a las 00:00 horas para extraer los órganos viables de trasplantar. Tres
horas después, en un avión especial con destino a la Ciudad de México salen
los órganos vitales: Corazón, riñones e hígado, para ser trasplantados a
pacientes que durante años estuvieron en lista de espera. La huella de
“Ángel” aterrizó primero en un niño veracruzano de 11 años de edad quien
recibió las válvulas de corazón operado en la Ciudad de México. Tenía ocho
años esperando a un ángel. Una niña jarocha de 12 años recibió un hígado
funcional, su enfermedad limitó su desarrollo y su físico se compara a un
menor de cinco años. Mientras que en Puebla, los riñones beneficiaron a otros
dos niños. En el mismo Hospital de Especialidades Número (HEN) 2, se realizó
el trasplante de córneas. Los beneficiarios fueron: Un niño de 12 años,
originario de Nogales, que desde hace tres años estaba en la lista de espera
y una señora de Mazatlán de 39 años, quien tuvo que esperar 12 años para
recuperar su vista con una nueva córnea. Médicos en Operación de Extracción de Organos en Ciudad Obregón MUERE
DOMADOR DE INCENDIOS. Fallece Paul Adair, quien
apagara siniestros como el de 117 pozos petroleros en Kuwait. HOUSTON, Texas
(Agencias). El bombero más famoso del mundo, apodado “Hellfighter”
(combatiente de los infiernos), está muerto. Paul “Red” Adair
murió en su ciudad natal, la texana Houston, en un hospital, informaron ayer
medios estadounidenses. Tenía 89 años. Este especialista estadounidense en
extinción de incendios, de pelo tan rojo como las llamas que atacó toda su
vida, se hizo famoso con el combate contra catastróficos incendios en todo el
mundo. “Denme suficiente dinamita y acabaré con el fuego del infierno”, dijo
en una ocasión el texano. Con una técnica por él mismo desarrollada se
aproximaba a los fuegos con explosivos y pesados aparatos. Como jefe de la compañía Red Adair Co., apagó desde los años cincuenta más de 2 mil
incendios graves, y se hizo famoso por el hecho de que ninguno de sus
trabajadores murió en las peligrosas operaciones. Copó los titulares por
primera vez en 1962, durante un incendio en el Sahara argelino, donde apagó
la boca de un pozo de gas que llevaba ardiendo seis meses. De hecho, como
parecía imposible de apagar, la bautizaron como el “mechero del diablo”. En
1988 “Red” Adair también combatió un devastador
incendio provocado por la explosión de la plataforma petrolífera Piper Alpha en el Mar del
Norte, en la que habían muerto 167 trabajadores. Tenía 76 años cuando llegó a
Kuwait, enfundado en su mítico mono de trabajo rojo, y junto a su equipo
logró apagar 117 pozos petrolíferos que habían sido incendiados durante la
primera Guerra del Golfo, en 1991. De este modo logró impedir una catástrofe
medioambiental. “Da algo de miedo: El ruido, el crepitar de las llamas, los
temblores”, admitió en una ocasión Adair, tras una
explosión. Pero abandonar no era su estilo y continuó su caza de incendio en
incendio hasta una avanzada edad. En 1994 finalmente se retiró a su rancho en
Texas. Su vida inspiró la película “Hellfighter”,
de 1968, en la que la estrella de Hollywood, John Wayne, encarnó su persona. Paul Adair Rinden un homenaje a las 389 víctimas ASUNCIÓN, Paraguay (Agencias) RINDEN HOMENAJE A LAS 389 VICTIMAS DE
INCENDIO EN PARAGUAY. Miles de paraguayos se concentraron ayer en el Parque
Ñu Guazu de esta capital para manifestar su
solidaridad con las víctimas del incendio del pasado 1 de agosto en el
supermercado Ycuá Bolaños de la zona de Trinidad.
Las personas, entre trabajadores, bomberos, policías y familiares de las
víctimas, llegaron al parque desde cuatro diferentes puntos de Asunción para
brindar un homenaje a los 389 muertos, que dejó el fuego en el
establecimiento. En el Ñu Guazu se realizó un
oficio religioso, con la participación de representantes de distintas
confesiones cristianas y después varios paraguayos subieron al escenario para
expresar su dolor y solidaridad con los fallecidos en este siniestro. Muchos
lloramos en el momento en que sonó el clarinete, la señal dada para llamar a
un minuto de silencio, resaltó uno de los organizadores de esta
concentración, anunciada en días pasados. Fue un momento muy especial que
congregó a unas 50 mil personas, aseveró la fuente. ES
EL REY DE LOS MARISCOS. Un golpe de suerte y el hecho de haber trabajado desde
los trece años de edad, fueron los factores que se sumaron hace 23 años para
que Norberto Medina Silva se convirtiera en empresario. La historia de cómo
se originó el restaurante “El Poseidón” en Hermosillo es especialmente
inolvidable para él y para sus hermanos, quienes luchan constantemente por
“reinventar” los sabores del mar. Medina Silva cuenta que por pertenecer a
una familia numerosa, trabajó desde los 13 años de edad como ayudante en un
restaurante de mariscos llamado El Coruco, donde
aprendió lo relacionado a la cocina del mar. Su padre, Rogelio Medina Velarde
quien falleció hace dos años, en 1980 se dedicaba a la comercialización de
verduras en un mercado, platica, y además era gambusino, es decir, buscaba
oro. “Yo le ayudaba con la familia porque somos doce hermanos; yo nomás
trabajaba y los demás eran chicos, yo era el mayor y le ayudaba para el
“lunch”, para que fuera a prospectar minas”, precisa. En 1980, recuerda,
cuando México vivía un auge petrolero, su padre descubrió cerca de Mátape un yacimiento de barita, que buscaba el Gobierno
Federal encabezado entonces por José López Portillo. Medina Silva explica que
ese material sirve para reforzar pozos petroleros, por lo que su padre hizo
un convenio con el Gobierno, quien le do una importante gratificación
monetaria por el importante hallazgo. Me dijo “lo primero, busca un terreno
para que hagan negocio donde todos tus
hermanos trabajen sin patrón”, indica; “entonces empezamos a hacer El
Poseidón en el Periférico Norte y Juárez”. El restaurante abrió el 13 de
marzo de 1981 gracias a una inversión de 700 mil pesos, y en él trabajaban
sus hermanos Roque, Benjamín y Jesús; años después entraron Damián, Cosme,
Luis Alfredo y Eva Czarina, comenta. “El mismo día
que abrimos se llenó, fue un éxito el mismo día, como que la gente estaba
esperando un restaurante ahí”. Manifiesta que se decidió trabajar este giro
debido a su experiencia que por 17 años reunió en “El Coruco”,
restaurante del cual quedó infinitamente agradecido por la oportunidad de
desarrollo que tuvo…. EL CHOYAL (José R. Aguirre). Fue el
martes 13 de agosto de 1963, y sin que hubiera indicios de lluvia, cuando a las
20:20 horas, de repente tronó el cielo y comenzó una tormenta con gran
cantidad de agua que cayó sobre Hermosillo, dos horas después, al terminar el
chubasco, el pluviómetro de la presa Abelardo L. Rodríguez, registró mil
metros cúbicos de agua por kilómetro cuadrado. La tromba que se abatió sobre
nuestra ciudad causó gran confusión entre los cien mil hermosillenses, que no
recordaban un fenómeno parecido. También provocó numerosos perjuicios como la
destrucción de casas, desgajamientos de árboles, derrumbes de anuncios y
cables caídos; afortunadamente los accidentes personales fueron de poca
importancia. Por esas fechas, prácticamente en todo el Estado se
generalizaron las lluvias. Hasta aquél martes 13 de agosto de 1963, la presa
de Hermosillo almacenaba 93 millones de metros cúbicos de agua y ya para la
mañana del miércoles 14 de agosto, rebasaba los cien millones de metros
cúbicos de agua, los ríos seguían aportando caudales, según las mediciones se
contabilizó que en 13 horas se habían recibido 36 millones más de metros
cúbicos del líquido. El peligro de que siguiera lloviendo y las posibilidades
de que derramara la presa de nuestra ciudad, aportó la solución de un
problema que desde la década de los cuarenta habían tenido que afrontar los
gobernadores del Estado y los ex presidentes municipales: El asentamiento de
familias en el cauce del río, que por estas fechas de 1963 habían aumentado a
400. Ante tan riesgosa situación, el entonces Gobernador de Sonora, Luis
Encinas, determinó que se reubicaran a los habitantes de la zona de
conflicto, iniciándose su evacuación el viernes 16 de agosto de 1963,
trasladándolos a lo que hoy conocemos como colonia “El Choyal”,
donde se les construyó un pie de casa con madera y láminas de cartón, además
de entregarles el título de propiedad de un solar de 250 metros cuadrados.
Las personas que se acomodaron en su nuevo domicilio fueron trabajando con
mucho afán, unión, y con constancia, logrando poco a poco los beneficios y
comodidad para vivir con bienestar, gozando de los servicios públicos como
agua potable, drenaje, pavimento para las calles, dispensario médico,
escuelas, iglesias y todo lo que merecían por su esfuerzo. “El Choyal” debe su nombre a los beisbolistas que jugaban en
un taste, que estaba donde hoy se encuentra una plaza pública, frente a la
Secundaria número 33, a ese espacio, las autoridades municipales le habían
colocado algunas gradas, sombras para los jugadores y al ir a inaugurar, esas
instalaciones, don César Gándara, quien era el presidente Municipal, preguntó
cómo se llamaba el espacio de juego, Roberto Vargas, profesional de la
impresión, le dijo que “El Choyal” y así se le
quedó hasta la fecha al nuevo asentamiento poblacional. GOZAN
DE LA TRANQUILIDAD EN “VILLA SATÉLITE”. A Hermosillo le cambio la cara cuando
en los años sesentas se fundó Villa Satélite, una colonia con residencias
similares a las que en la Ciudad de México eran el último grito de la arquitectura.
Hoy, más de treinta años después, sobreviven sólo algunas de esas amplias
casas de forma cuadrada y desniveles, ya que a la mayoría las ha alcanzado de
nuevo la modernidad. En la memoria de Gilberto Escobosa
Gámez, cronista de la ciudad, perdura que curiosos de otras colonias
recorrían sus calles curvas con glorietas para admirar los amplios jardines y
ventanales. “Si ves casas cuadradas con un desnivel por aquí y otro por acá,
en otras partes de la ciudad, es porque lo vieron en Villa Satélite... mi
casa es así y vivo del otro extremo (de Hermosillo)”, comentó. Recordó que la
parte inicial de la colonia fue diseñada por arquitectos e ingenieros
sonorenses y provenientes del Distrito Federal (DF), que traían ideas
vanguardistas similares a las utilizadas en aquella ciudad. “Por eso se llama
Villa Satélite, en alusión a Ciudad Satélite (en el DF) porque tomaron ideas
de construcciones de allá”, explicó. Aunque algunos vecinos desconocen porqué
lleva ese nombre, coincidieron en que son privilegiados por vivir en una
colonia agradable a la vista, tranquila y cercana a todos los servicios
necesarios. Tiene 2 mil 584 habitantes y 633 viviendas habitadas, de las
cuales 564 tienen un máximo de cuatro habitaciones mientras que 119 cuentan
con cinco habitaciones, según el último Censo General de Población y
Vivienda. Guadalupe Martínez de Cruz, vecina de la calle Virreyes por 20
años, consideró que tanto las casas como las familias y el entorno han
cambiado en la colonia. “Antes las casas eran muy parecidas, había muchos
niños, casi no entraban carros (externos) por aquí”, manifestó. Su casa
cambió conforme las necesidades de su familia y de tendencias de
construcciones posteriores, por lo que a principios de los noventas, las
paredes lisas de su casa fueron cubiertas de tirol.
Antes había un estilo uniforme que se respetaba para darle más lucidez a las
calles, pero poco a poco se modificaron las fachadas hasta que las casas
cuadradas empezaron a desentonar con el resto, señaló Elvia de Bloch. La vecina de la calle Plateros agregó que las
casas seguirán cambiando, pero lo que no espera que cambie es la tranquilidad
con la que se vive en el fraccionamiento. “Últimamente algunas casas las han
rentado para oficinas y eso no nos parece a los vecinos que tenemos como
treinta años viviendo aquí”, manifestó. Somos 15 vecinos inconformes que
vamos a luchar porque las casas no se conviertan en negocios sino que sigan
siendo casas... el tránsito de carros ya ha aumentado por eso”, recalcó. La
señora de Bloch afirmó que quieren conservar el
ambiente familiar del asentamiento pues aunque todos los hijos ya crecieron,
los nietos llegan de visita y por ello las calles deben estar seguras. María de los Ángeles Morales de Ríos es una
mujer joven que se mudó con su familia hace siete años a Villa Satélite; ella
vivía en la colonia Centro. “Ya remodelamos la casa, por dentro la pusimos
más moderna... esta colonia es de lo más tranquila por eso nos vinimos para
acá y espero que se quede así mucho tiempo”, manifestó. Lo que lamenta,
aunque no le preocupa, es que sus dos hijos pequeños pronto querrán hacer
amigos, pero no los hay alrededor. “Eso de venirte a una colonia antigua, a
una casa ‘viejita’, esta bien, es interesante, por
lo menos en mi caso no le cambiaría la fachada”, apuntó Finita de Rentería,
quien habita desde hace cuatro años en el asentamiento. José Efraín, su hijo
de ocho años, dijo que si le gustaría que hubiera muchos niños pero como no
es así, de cualquier manera le gustan los parques de la colonia y “las casotas”
que hay cerca. José Efraín, su hijo de ocho años, dijo que si le gustaría que
hubiera muchos niños pero como no es así, de cualquier manera le gustan los
parques de la colonia y “las casotas” que hay cerca. La razón de ser de esas
grandes casas, apuntó Alejandra Malagón Olivares, quien es arquitecto recién
egresado y vivió su infancia en la colonia, es que antes los terrenos no se
fraccionaban tanto y había más solvencia económica. Añadió que muchas de
estas residencias han cambiado a un estilo modernista, menos sobrio que el
usado en los sesentas, especialmente las de las calles Real del Arco y la
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