CAPÍTULO VII

SONORA QUERIDA

 

 

Al Padre Copart, último compañero de Kino después de Goñi en California, le pudo mucho la suspensión definitiva de las Misiones en la Península; según se dice, tuvo tal conmoción que perdió el juicio. Sin embargo, como los grandes hombres que enfrentan al destino con valor, Kino se creció ante la adversidad, y silenciosamente diseñó un ingenioso plan, muy ambicioso por cierto, cuya idea central repiqueteaba en su cerebro. Si las Californias tenían que sostenerse del exterior, lo lógico sería fortalecer primero las Misiones en una tierra con mejores expectativas de crecimiento, mismas que pudieran abastecer de productos agrícolas y ganaderos a California mientras se encontraba la forma más segura de lograr su autonomía. Es así como Sonora entró en la vida de Kino... Sonora era su salvación... Sonora le podía dar el triunfo... ¿porqué no intentarlo?

 

Kino puso su mirada en la región que había visitado en la inspección que realizó  junto con Guzmán en La Capitana; al fin y al cabo ya conocía a los Seris y los indios Guaymas pedían el establecimiento de una Misión para emular el crecimiento que sus vecinos del Yaqui estaban alcanzando; sin embargo Kino advirtió el mismo inconveniente californiano: no había en la región de los Seris agua segura.  El Padre elaboró el proyecto y pidió Licencia al Provincial Luis del Canto para viajar a Sonora; años más tarde escribió: “Pues con la ocasión de esta suspensión (de la empresa a California), pedí al Padre Provincial, que lo era el padre Luis del Canto, licencia de venir a estas gentilidades de estas costas más cercanas a la referida California. Y diciéndome su Reverencia no había limosna de su Majestad para ello, dije que dándome su Reverencia licencia yo la pediría a su Excelencia. Díjome que hiciera un informe, y su Reverencia, con él y con el suyo, pidió y consiguió dos limosnas para dos sujetos. Con la una vine yo, desde luego, a esta Pimería, y con la otra vino después el Padre Adamo Gilg a los cercanos Seris. Y dichas limosnas se concedieron encargando el señor fiscal de su Majestad, que Dios Guarde, Don Pedro de la Bastida, que desde estas costas se viese la mayor oportunidad que pudiese haber para después, desde acá, poder proseguir con la conquista y conversión de la California”.

 

Kino escribió también el 19 de Julio de 1686 a la Duquesa: “Y estas misiones nuevas también estarán enfrente de la California y a su vista con tanta cercanía que no hay más que quince leguas (60km) de mar entre las unas y las otras, y será de grandísima utilidad para las unas y para las otras que se emprenda la conversión de un lado y del otro de este brazo de mar o estrecho de la California”. El Padre Francisco Eusebio Kino sale de México el 20 de noviembre con este nuevo proyecto bajo el brazo después de negociar durante 10 meses un arreglo definitivo para California. Al pasar por Guadalajara, el párroco italiano aprovechó la ocasión para conseguir un instrumento que le sería muy efectivo en la labor evangélica; consiguió la firma de un documento emitido por la Audiencia de Guadalajara en el que especificaba que los indios sin bautizarse no podían ser “tomados bajo sellos”, es decir, no deberían ser utilizados para el trabajo de las minas por los Alcaldes Mayores o Tenientes que tuvieran bajo su responsabilidad un Real Minero.  Hecho lo anterior con suma celeridad, el 16 de diciembre de 1686 el P. Eusebio inicia su viaje hacia Sonora desde la Perla de Occidente; nuevamente pisaría aquellos caminos que lo llevaron a Sinaloa 4 años antes y para el 13 de Febrero de 1687 lo vemos en Los Frailes, sitio llamado así por unas columnas de roca blanca que hay en el lugar y que asemejan a unos monjes encapuchados.

 

Trayectoria de Kino viajando de México a Oposura (hoy Moctezuma, Sonora)

 

En esos momentos la región vivía la euforia de las minas, pues se habían descubierto yacimientos de oro y plata muy ricos casi al mismo tiempo en que Atondo y compañía estaban pasando calamidades en California tratando de construir una misión. Este hecho fue considerado como un milagro, pues se suponía que podrían utilizarse tales riquezas en el auxilio de la California y apoyar el crecimiento de ésta; sin embargo, la Corona Española tenía otras prioridades y el milagro se destinó para el pago de deudas con Francia y la pacificación de los Tarahumaras, que no terminaban por aceptar la presencia de forasteros en sus dominios. La abundancia de oro y plata propició que Alamos tuviera Casa de Moneda incrementando su fama por toda la comarca. Diría Kino: “Dios puso a tiempo los bienes para California, pero el Rey se equivocó pensando que el milagro iba dirigido a su conveniencia”.

 

El padre, italiano al fin, aceptó las cosas y después de una larga caminata de tres meses desde México con escala en Guadalajara, llegó a finales de Febrero al pueblo de Oposura (hoy Moctezuma). El P. Eusebio iba en busca de su colega P. Manuel González, Visitador de Sonora,  a fin de  recibir órdenes y tomar posesión de alguna Misión en estos alejados rincones de la Nueva España. Contrario a lo que Kino pensaba, que sería enviado a la región de los Seris e indios Guaymas para el posterior avance hacia California, González le  propuso un cambio sorpresivo a la vez que delicado. Sucedió que en esos momentos el Padre José Aguilar, a cargo de la Misión de Cucurpe en el Río San Miguel, trataba con el Visitador el asunto de las nuevas confrontaciones suscitadas entre los indios Pimas y los colonos españoles del lugar; se temían nuevos levantamientos pues se había sentenciado a la horca al jefe “Canito”  por cargos de conspiración. Se suponía que los misioneros podrían ayudar a apaciguar a los revoltosos y Kino llegaba en el mejor momento.

Primer Viaje en Sonora del P. Eusebio Kino en Febrero de 1687.

 

El P. Eusebio acepta la encomienda y tanto González como Aguilar lo acompañan a Cucurpe para instalarlo en su nuevo hogar: Dolores. En el camino a Cucurpe, el Padre Eusebio pasó por San Juan a fin de presentarse con el Alcalde Mayor de Sonora señor Blas del Castillo; aprovechó la ocasión para exhibir a su vez los documentos que le firmaron en Guadalajara de los que el Alcalde manifestó: “los beso, los obedezco y los pongo sobre mi cabeza”. Seguidamente, Kino viajó a Huépac para presentarse también con su superior de la orden Jesuita que residía en este poblado del Río Sonora, el Padre Muñoz de Burgos. Seguidamente, Kino continúa su marcha cruzando la montaña hacia occidente para llegar a Opodepe, Tuape y finalmente el 12 de marzo la comitiva entra a la Misión de Cucurpe, donde se levantaba el último templo cristiano hacia el norte de la Nueva España.

 

Cucurpe (Lugar de Codornices)

Moctezuma(antigua Oposura)

 

 

Al día siguiente, los tres Padres continúan la marcha hacia Cosari donde recibieron una muy grata bienvenida; se sabía desde mucho tiempo atrás que estos indios de la Pimería Alta deseaban con mucho fervor la presencia de un sacerdote. Kino les dio gusto y ese mismo día, 13 de marzo de 1687, decide comenzar la construcción de la que sería la más famosa Misión en sus tiempos: Nuestra Señora de los Dolores; al respecto Kino relata. “Por el noble cuadro de Nuestra Señora de los Dolores que hace unos meses, en mayo, con muy cristiana piedad me regaló el excelente pintor Juan Correa, nombramos patrona de este lugar a Nuestra Señora de los Dolores”.  Al día siguiente González partió hacia sus negocios en Oposura, satisfecho de haber cumplido cabalmente la encomienda; quien diría que González había dejado en su primera Misión al que a la postre se convertiría en el Padre de Sonora.

 

Un día después, 14 de marzo, Kino y Aguilar deciden dar una vuelta por la región que correspondería a la Nueva Misión de Nuestra Señora de los Dolores. Caminando a caballo con rumbo hacia el oeste, pronto llegan al Río San Ignacio tras una cabalgata de unas 10 leguas (40km) entrando a la aldea llamada Cabórica (Quibori) siendo muy bien recibidos por cierto; de acuerdo a una orden dada por el Padre Visitador, Kino le puso a esta comunidad el nombre de San Ignacio. Al día siguiente, a una distancia de tres leguas hacia el norte, se encuentran con la aldea de Ímuris en la confluencia de los ríos San Ignacio y Cocóspera, lugar al que llamaron San José. A diferencia de San Ignacio, el nombre indígena de Imuris prevaleció en este lugar. Acto seguido, los viajeros enfilan rumbo al norEste llegando a una aldea de regular tamaño, sitio donde el P. Eusebio fundaría años más tarde otra Misión (Nuestra Señora de los Remedios); el nombre indígena era Coágibubig, lugar donde pasaron la noche. Finalmente, la cabalgata de poco más de 100 kilómetros terminó de nuevo en Dolores, concluyendo el P. Kino su primer recorrido por la región que se convertiría en el centro de operaciones y abastecimiento para muchas Misiones más. El P. Eusebio relata: “... En todas partes nos recibieron con amor la palabra de Dios para el remedio de su eterna salvación. Volvimos, gracias al Señor con bien y gustosos a Nuestra Señora de los Dolores. El padre Aguilar pasó a Cucurpe y yo empecé a catequizar a la gente y a hacer bautismos de párvulos”.

 

 

A finales del mes llegaba la Semana Santa; Kino, Aguilar y De Roxas acordaron celebrar la pascua en Tuape, lugar más amplio y con todos los elementos para las celebraciones especiales del momento. Antes de que abril terminara, el P. Kino ya había construido en su Dolores una pequeña capilla y una casa para vivir; había bautizado a 40 niños entre los que se contaban los dos hijos del Jefe Coxi. Por el mes de junio informa que se habían celebrado más de 60 bautismos en las misiones de San Ignacio, Imuris y Remedios; ya para entonces muchos indios se habían mudado a Dolores en donde se veía plena actividad; algunos se ocupaban en la elaboración de adobes, puertas, ventanas, preparando terrenos, y en general aquello iba desarrollándose bastante rápido.

 

Las campanas llegaron de México, un suceso de gran importancia y muy esperado; Kino relata: “y ya quedan puestas en la pequeña iglesita que desde los primeros días fabricamos. Los naturales gustan mucho de oír sus repiques nunca oídos en estas tierras. Y también les cuadran mucho los cuadros y los demás ornamentos de la iglesia; y tienen grandísima estimación de los cosas tocantes a la eterna salvación”.

 

A sus 43 años por fin Kino empezaba a considerar seriamente un lugar de residencia, si podemos decir así de un explorador de tiempo completo; hacía dos años que había dejado California a bordo de La Capitana con los soldados enfermos y la angustia de no poder regresar. Sabía que en Dolores la naturaleza le era muy espléndida con agua, clima y tierras, muy similares a los que tenía en Europa; hoy todo le sonreía aunque seguramente nunca dejó de pensar qué sería de sus indios californios en aquellas desoladas tierras de Dios... ya habría tiempo para enviarles algo.

 

El escenario de los trabajos de Kino. El recorrido de la ruta Dolores-Magdalena-San Ignacio-Remedios-Dolores es de 100 km aproximadamente.

 

El Jefe Coxi también entraba al redil; animado por el “movimiento Kino” y en una acción de gran impacto para la pacificación de los Pimas, el día 31 de julio el Gran Jefe Coxi es bautizado con el nombre de Don Carlos en honor del Rey de España; hubo solemne misa cantada, procesión y otros eventos especiales.  Su padrino fue el Capitán Joseph Romo de Vivar y asistieron numerosos miembros de la colonia española de Bacanuche y otras regiones, además de cinco gobernadores de las rancherías cercanas; hasta el Padre José de Aguilar llevó a los cantores de Cucurpe. El incansable Kino no dejaba de trabajar; al cumplir su primer año en la Misión de Dolores (Marzo de 1688), había bautizado a 300 naturales incluyendo a tres jefes de tribu; durante los últimos dos años se preocupó grandemente por desarrollar las misiones de San Ignacio, Remedios e Ímuris.

 

Pero no se crea que los indios aceptaron las cosas fácilmente. En Remedios encontró cierta animadversión al principio, y los indígenas explicaron porqué, según lo manifiestan las siguientes razones:  a) Los padres mandaban ahorcar y matar a la gente; b) los padres mandaban trabajar y sembrar tanto para sus iglesias que no daban lugar a que los indios pudiesen sembrar para ellos mismos; c) los padres metían tantos ganados que secaban los aguajes; d) los padres mataban a la gente con sus santos óleos; e) los padres engañaban a los indios con falsas promesas y dichos y que la carta que protegía a los indios no la había enseñado al Teniente de Bacanuche. Al respecto Kino escribió: “me desconsolaron estas quimeras y alteraciones , pero reconocí luego de donde podían haber venido”; aunque no aclara bien a bien el origen de los rumores, era predecible que dichos comentarios adversos provenían de los españoles hacendados que eran afectados por la protección de los indios. Al conocer estos hechos, inmediatamente Kino viajó 20 leguas (75km) a Bacanuche para resolver por lo pronto la última inconformidad; Kino relata: “Enseñé la real provisión y real cédula al señor Teniente  que lo era el Capitán Francisco Pacheco Cevallos, en quien hallé todo agasajo; le di parte de lo sucedido en Nuestra Señora de los Remedios, por los disparates que tan siniestramente había hablado los días antecedentes contra los padres, y poco a poco quedaron remediadas las cosas y las calumnias de los malévolos y del común”. La franqueza y seriedad de Kino fueron remediando poco a poco los cinco puntos de inconformidad, ampliando cada vez más el interés de los nativos por aprender el mensaje de aquel Padre que tanto los cautivó, y que como una ola empezaba a cubrir toda la comarca.

 

Trayectoria de Kino de Dolores a Bacanuchi para entrevistarse con el Capitán Francisco Pacheco Ceballos.