CAPÍTULO VIII

BUSCANDO ALMAS EN LA PIMERÍA ALTA

 

 

Poco a poco el Padre Eusebio iba reconociendo la magnitud de los trabajos necesarios en la Pimería; anteponiéndose a la situación, desde luego solicitó la ayuda de nuevos párrocos en la tarea misionera. En 1688 llegan a auxiliarlo los frailes Adam Gilg  y Marcos Kappus, en un principio para trabajar como sus colaboradores. Pero Gilg es enviado hacia la región de Guaymas en la conversión de los Indios Seris mientras que Kappus se queda en lugar de Aguilar en la Misión de Cucurpe; el primero de ellos logra poco éxito en el proyecto con los Seris, quedándose finalmente en la región de Ures en la zona conocida como la Pimería Baja. Otros sacerdotes empezaron a incorporarse durante los siguientes dos años pero duraron  poco tiempo.

 

Para la nochebuena de 1691 Kino recibe a un Jesuita muy especial venido de la Misión de Chínipas de la conflictiva región de Chihuahua: el Padre Juan María Salvatierra. Enviado por el P. Ambrosio Odón, Provincial de la Nueva España desde Noviembre de 1689, la intención de Salvatierra era verificar el estado de la Pimería Alta pues los malos rumores seguían a la orden del día, principalmente el de que no se requerían tantos padres para la obra jesuita en el noroeste de México. El Padre Salvatierra pasaría a la historia, en la misma dimensión de Kino, como uno de los más grandes hombres que iniciaron la labor civilizadora en esta región de México; el P. Juan María es para California lo que el P. Eusebio es para Sonora.

 

Después de las fiestas de la navidad, Salvatierra decide dar un vistazo a la región; el gustoso P. Eusebio hace las veces de anfitrión muy caballeroso, y tras de formar un grupo expedicionario con provisiones para un mes, la travesía comienza viajando hacia Remedios, al norte de Dolores, pasando después al Río San Ignacio llegando a Imuris cuya misión se encuentra a cargo del P. Pedro de Sandoval. Acto seguido bajan hacia el sur visitando Magdalena y El Tupo ambas a cargo del P. Luis María Pineli, paisano de Kino de la vieja Italia. Hacia el oeste, la expedición continúa y unas 10 leguas más adelante, ya en el día de Reyes, llegan a Tubutama sobre el Río Altar, misión a cargo del Padre Antonio Arias. En este sitio se hallaba el Jefe de la tribu de los Sobas que habitan una serie de rancherías ubicadas al oeste sobre el Río San Ignacio. Aguas arriba del Río Altar, la comitiva prosigue su camino llegando a Sáric y Tucubavia. En todos los sitios la expedición era muy bien recibida; Kino relata: “En todas partes nos recibieron con mucho consuelo suyo y nuestro; casi en todas partes daban al P. Visitador párvulos a bautizar y nos agasajaron con muchos bastimentos”.

 

La noticia de la expedición fue difundida por toda la región; estando en Tucubavia, llegan mensajeros desde el norte portando cruces en las manos y pidiendo a los sacerdotes una visita a sus comunidades; Salvatierra comenta: “las cruces que esos indios llevan son lenguas que hablan con elocuencia y con fuerza enorme y no podemos dejar de ir a donde por ese medio somos llamados”. Por supuesto que Kino estaba feliz. La expedición llega a la región de Nogales guiados por los mismos mensajeros, descendieron por el Río Santa Cruz llegando a Tumacácori, una gran aldea pima. Eran los primeros pasos sobre la parte norte de Sonora en la labor evangelizadora. Salvatierra termina convencido, al igual que Kino, acerca de lo necesario de nuevos brazos en la tarea; el mismo P. Salvatierra declara: “No solo no se trata de quitar a esta Pimería alguno de los cuatro padres concedidos, sino que vendrán otros cuatro más y yo con la divina gracia, procuraré ser uno de ellos”.

Ruta de la Expedición de Kino con Salvatierra en Diciembre de 1691 (1-10-2-1). Los sitios visitados fueron (1) Dolores, (2) Remedios, (3) Imuris, (4) Magdalena, (5) Tubutama, (6) Sáric, (7) Tucubavia, (8) Tumacácori, (9) Santa Cruz, (10) Cocóspera.

 

Estando en Tumacácori se repite la historia; del norte llega una banda de guerreros cubiertos con insignias, jefes y caciques del asentamiento Sobaipuri de Bac distante unos 60 kilómetros. Bac era una gran metrópoli comparada con Tumacácori. Aunque nadie se opone a continuar la expedición, Kino juzga que la travesía se había alargado demasiado y sus deberes le obligaron a declinar la invitación, aunque dejó en firme la promesa de realizarles una visita especial tiempo más adelante,

Ruinas de Guevavi (Estados Unidos) en 1889.

 

La comitiva pasa de Tumacácori a Guevavi siguiendo la curva del río Santa Cruz hasta llegar al poblado de Santa María (hoy Santa Cruz). En este lugar tanto Salvatierra como Kino bautizaron y dieron catecismo durante 5 días, después de lo cual continúan su marcha hasta llegar a Cocóspera a finales del mes de enero, sitio donde pasaron otros 5 días. Desde este entonces, la futura Misión de Cocóspera fue encargada al Padre Pedro de Sandoval. La travesía continúa su camino hacia el sur pasando de nuevo por Remedios para llegar a Dolores. Durante la caminata de más de 300 kilómetros, Kino aprovechó la ocasión para hablar con Salvatierra acerca de la olvidada misión de California, su obsesión. Esas conversaciones serían muy importantes en el futuro; Kino comenta: “estas tierras y valles tan fértiles de esta Pimería podrían ser el remedio de las tierras más cortas y más estériles de la California”. Por su parte, Salvatierra animó a Kino para desarrollar misiones en la zona visitada y vaya que le tomó la palabra; desde ese momento se convirtió en un explorador de primer nivel; el Padre Juan no pudo cumplir su deseo de convertirse en misionero de la Pimería Alta pues fue llamado después de Guadalajara para que tomara el cargo de Rector del Colegio Jesuita de esa ciudad. Por un tiempo la región perdió a un hombre en verdad muy valioso.

 

Por el mes de agosto y septiembre de 1692, el distinguido “ropa negra” P. Eusebio Kino arregla otra expedición con 50 cabalgaduras, sirvientes y algunas justicias hacia la región de los sobaipuris del norte y noreste, ahora sobre el Río San Pedro. La expedición siguió la trayectoria de Dolores-Remedios-Cocóspera-San Luis Bacoancos-Guevavi y Tumacácori, donde los nativos le dieron una afectuosa bienvenida... ¡el gran Padre había regresado!. Más al norte, río abajo del Santa Cruz, después de recorrer 60 kilómetros llega al pueblo de Bac o Batki (“Cerca del Pozo”), llamando al sitio San Xavier del Bac.

 

La promesa estaba cumplida; en ese tiempo la comunidad era de unas 800 personas. Kino comenta: “Les hablé de la palabra de Dios, y en el mapamundi les enseñé las tierras y los ríos y los mares por donde lo padres veníamos desde muy lejos a traerles la saludable enseñanza de nuestra santa fe”; el Padre Kino dio las primeras clases de Geografía de todos los tiempos en esta desolada región.  De Bac, la expedición se trasladó al oriente hasta un lugar llamado El Embudo, sitio donde poco tiempo antes el Capitán Francisco Ramírez de Salazar había pacificado una pequeña rebelión indígena, motivo por el cual el P. Eusebio organizó esta caminata. Después la expedición se trasladó a la aldea de Quíburi gobernada por el Jefe Coro, y de regreso pasó por Huachuca-Bacadéguache-Santa María-San Lázaro-Cocóspera-Remedios y finalmente Dolores.

 

Durante el año de 1693, después de una breve estancia en San Ignacio del P. Hostinski, llega a ese lugar el que llegaría a ser el Misionero más importante en la Pimería Alta después de Eusebio Kino: el P. Agustín de Campos. El P. Hostinski venía huyendo de las rebeliones tarahumaras en las cuales los sacerdotes corrían bastante peligro; la historia cuenta de las ejecuciones de los Padres Ortiz de la Foronda y Manuel Sánchez a manos de estos temidos indígenas.

Trayectoria de la expedición de Kino en Agosto-Septiembre de 1692: Dolores(1), Remedios(2), Cocóspera(3), Santa María(4), Tumacácori(5), Bac(6), Quíburi(7), Huachuca(8). La ruta fue 1-8-4-3-2-1.

 

Para Tubutama llegó Daniel Januske y el P. Juan Bautista Barli sucedió a Sandoval en Imuris y Cocóspera, aunque el 2 de enero de 1694 falleció en Cucurpe siendo sepultado ahí mismo. El 26 de abril fue un día muy importante para la comarca pues se organizó la inauguración del templo en la Misión de Nuestra Señora de los Dolores; el P. Juan Muñoz de Burgos celebró la misa y de Mátape llegó el Padre Rector Marcos de Loyola.

 

A fines de 1693 el P. Eusebio ensilla el caballo de nuevo inquieto por conocer la región del oeste donde vivían los “Sobas”,  una tribu en franca enemistad con sus hermanos Pimas de oriente donde hoy vivía Kino. Una década antes, el Jefe “El Podenco” de Cosari habría caído asesinado por los mencionados Sobas y el P. Eusebio tenía interés por reconciliarlos, aunque además aprovecharía la oportunidad para dar un reconocimiento hasta la costa y ampliar sus datos geográficos de la región. El Padre Agustín de Campos y el Capitán Sebastián Romero lo acompañaron, además de una bien nutrida delegación de colaboradores indígenas; la expedición sale de Dolores el 11 de diciembre de 1693 y llegó a Caborca sin contratiempos, donde fue muy bien recibido, aunque Kino escribió: “en algunas partes se huían de miedo extrañando las caras nuevas y blancas que nunca las habían visto”. Esta sería la primera vez que un grupo  europeo intentaba comunicarse con los naturales de estas tierras. Continuó su marcha hacia el oeste y desde la cumbre de un cerro que nombró “El Nazareno”, logró avistar la ribera del Golfo de California. La expedición regresó pronto a  Dolores,  aunque con la firme voluntad de regresar a fin de levantar nuevas misiones para lo cual sería necesario contar con el apoyo de las autoridades.

 

Primera expedición de Kino hacia el oeste de Dolores: Dolores(1), Remedios(2), Arizpe(3), Magdalena(4), Tubutama(5), Pitiquito(6), Caborca(7), Cerro  “El Nazareno” (8). Esta es una ruta supuesta por el autor debido a que no hay suficientes detalles en la literatura; otra opción es el tramo de línea blanca de Dolores a Magdalena. El viaje se realizó durante el mes de diciembre de 1693.

 

Kino no perdió tiempo; llegando a Dolores se puso en marcha rumbo a San Juan para entrevistarse con Domingo Gironza de Cruzat, a la sazón Alcalde Mayor de Sonora y Comandante de la Compañía Volante organizada para vigilar a los apaches, quien recomienda a su joven sobrino Juan Mateo Manje para fungir como colaborador cercano del Padre Eusebio; fue ascendido a Teniente de Alcalde Mayor y Capitán de Guerra a fin de cubrir la plaza. A pesar de su juventud, Manje era despierto, maduro y un escritor excepcional, y de sus valiosos registros ha podido conocerse gran parte de la historia de la Pimería de aquella época; escribió el libro “Luz de Tierra Incógnita” donde relata sus vivencias.

 

El día 01 de febrero de 1694, Kino y Manje salen de San Juan rumbo a Dolores ocupando tres días en el viaje; en esta ocasión el Padre Kappus sería el acompañante en la expedición, que en aquel entonces vivía en Cucurpe. Para el día 7 se inicia la travesía llevando como guía al Jefe Coxi. A su paso, los indígenas los recibían con cruces y arcos formados con ramas plantados a lo largo de la ruta; Kino bautizaba a los niños y adultos enfermos, mientras que Manje repartía regalos y entregaba a los jefes “varas de justicia”. Kappus se integra a la comitiva en Magdalena, así como dos españoles y 20 indígenas que servirían como guías.

 

La expedición siguió la ruta Magdalena-El Tupo-El Ocuca-Pitiquín y finalmente Caborca, donde los recibieron 160 indios con “cruces, arcos, caminos barridos y otros bailes y júbilos”; algunos indios habían recorrido 150 leguas (185 km) para encontrarse con ellos. Manje escribió de Caborca: “es el puesto cómodo y placentero para una misión, y aunque tiene fértiles tierras todas debajo de riego y acequias donde cogen mucho maíz, frijol y calabazas, si tuvieran hachas de que carecen pudieran rozar muchos montes y superabundaran tierras para tres mil indios que se pueden congregar de los que andan desnudos al norte y  poniente de la costa del mar, y fundar una pingüe misión y florida cristiandad. Su terreno es templado, opimas dehesas y salitrales para cría de ganado y caballadas”. De nueva cuenta Kino se trepa al cerro El Nazareno subiendo a lo más alto de sus picos junto con Manje y parte de la expedición, desde donde contemplaron el Golfo; del lado de Baja California vieron cuatro altas montañas que llamaron “Cuatro Evangelistas” con los nombres de: Mateo, Marcos,  Juan y San Antonio, completando los nombres con el de San Lucas que ya se había sido utilizado en el extremo sur.

 

Continuando con el viaje hacia occidente, después de acampar en El Nazareno, prosiguen su marcha hacia la costa llegando al paraje de “Las Ollas”, nombrado así por haberse encontrado a un grupo de mujeres indígenas casi desnudas tomando agua de un estanque, pues iban “solo tapada su decencia con unos pedacitos de pieles de liebre”. Kino, Manje, Coxi y los guías nativos continuaron adelante y pronto llegaron hasta las playas del Golfo, hacia las cuales “en sesenta años que se ha poblado la provincia de Sonora nadie había llegado y fuimos nosotros los primeros”, según lo cuenta Mange en su relato.

 

De regreso a Caborca, Kino y Kappus predicaron durante día y medio algunos pasajes del evangelio bautizando a 18 niños. Entregaron carne y pinole y otros obsequios con la nueva promesa de regresar. Rumbo a casa, la expedición pasa por El Comac sobre el Río San Ignacio encontrándose en el camino al mismísimo Jefe Soba, un indio pobre y desnudo “sin más atavío que el de la inocencia”. Kino le regaló al Cacique una carga de pinole y éste, no teniendo donde recogerlo, hizo que su esposa y otra mujer se despojaran “de dos gamuzas con que cubrían su recato, donde lo exhibieron, quedando desnudas entre matorrales donde se escondieron”. Unos kilómetros más adelante se encontraron con un cerro redondo donde hay cien trincheras de pared de piedra en forma de caracol o espiral, hasta la cumbre; según cuentan, en las guerras que han tenido los naturales de ahí, si les ganaban la primera torneaban la segunda y todas, hasta que, consumidas las flechas de los contrarios bajaban los del cerro y los mataban. La comitiva regresa a Magdalena y termina en Dolores cruzando la Sierra de El Comedio.

 

Expedición de Kino y Mateo Manje durante el mes de febrero de 1694. (1) Dolores, (2) Opodepe, (3) San Juan (Banamichi), (4) Magdalena, (5) El Tupo, (6) El Ocuca, (7) Pitiquito (El Pitiquín), (8) Caborca, (9) Cerro El Nazareno, (10) El Desemboque. La ruta señalada en negro es de regreso tocando a (11) Trincheras. La ruta señalada en blanco identifica el viaje previo de Dolores a San Juan (3, Banamichi) pasando por Opodepe (2).

 

En resumen, según escribe Manje, “caminamos ciento cincuenta leguas (555 km), contamos 950 indios gentiles, bautizáronse 50 párvulos y adultos enfermos e intimádoseles el conocimiento de Dios e instruidos en los principales misterios de nuestra santa fe; lo que el corto tiempo dio lugar queda pacificada la nación deseosa de recibir evangélicos y el santo bautismo, resignada a servir a Dios con vasallaje de su Majestad, en que, para fundar misiones hay, en todo su río, muchas y fértiles tierras de agricultura y montes que, rozados, pueden sustentarse con abundancia más de tres mil almas que se pueden congregar en las rancherías de los contornos que no vimos por no salir del camino”.

 

Es después de este segundo viaje a Caborca cuando Kino decide la construcción de un barco, con la idea de complementar la navegación en el norte del Golfo y, porqué no, regresar hasta San Bruno y Loreto. La intención sería elaborar las piezas en la Concepción de Caborca para ser trasladadas en bueyes hasta la costa donde sería armado. Manje y Kino pusieron manos a la obra de inmediato con ayuda de los indios de la misión de Dolores, en un ambicioso proyecto de dos hombres que nada sabían sobre construcción de naves marítimas. Kino y Manje partieron de nueva cuenta hacia Caborca el día 16 de marzo, llevando provisiones, vestimenta, ornamentos para decir misa, madera labrada, hachas, sierras y herramientas, veinte sirvientes y carpinteros indígenas; pasaron la noche en Magdalena y al día siguiente siguieron hacia San Miguel del Tupo llegando a Tubutama donde fueron recibidos por el padre Daniel Janusque donde pasaron la noche. Muy temprano tomaron camino rumbo al suroeste donde observaron maizales y otros sembradíos bien cultivados y regados por los pimas; llegaron a Santa Teresa, Atil, Oquitoa e hicieron escala en un paraje que Manje llama El Altar, donde el río desaparece en la arena; allí pasaron la noche. En este lugar son alcanzados por cuatro indios de Oquitoa que fueron a pedir el bautismo de unos enfermos; Kino y Manje despacharon la carga hacia Caborca mientras que ambos se desplazaron con los cuatro guías hacia Quisoli  donde visitaron a los enfermos aludidos; viajando hacia el oeste llegaron a Arivaipa (Vacpia) donde fueron bien recibidos por los naturales y donde pasaron la noche. Por la mañana cabalgaron hacia el sureste unos 80 kilómetros por pedregales y tierra seca y estéril hasta Caborca; se veían tristes... en el camino solo miraron extrema pobreza.

 

 

Ruta seguida por Kino y Manje en marzo de 1694 rumbo a Caborca para construir un barco. Ambos se desvían hacia Quisoli y Arivaida llegando a Caborca por occidente; la línea en blanco es la ruta del resto de la expedición. (1)Dolores, (2) Magdalena, (3)San Miguel El Tupo, (4)Tubutama, (5)Santa Teresa, (6)Atil, (7)Oquitoa, (8)Altar, (9)Pitiquito, (10)Quisoli (supuesto), (11)Arivaida, (10)Caborca. Mientras Kino prepara los trabajos de construcción del barco, Manje viaja a Santa Sabina (Puerto Libertad).

 

Al día siguiente se inicia la construcción de la nave cortando un grueso álamo; cavaron hasta encontrarle las raíces para que cayera. Manje relata: “subí yo al árbol para amarrar reatas y sogas para estirar de abajo la gente; estándolas atando a la punta y remate de él, fue cayendo y yo, asido de su tronco. Aunque al golpe y estruendo se quebraron muchos brazos de su copa, salí sin lastimarme, sin lesión alguna. De inmediato fue el Padre Kino a dar gracias a Dios por no haber sucedido desgracia alguna. El tronco se cortó de 38 pies de largo para que sirviese de quilla limlpa de popa y proa, sin los lanzamientos que serán de 18 codos”. Esto permitiría tener una nave de unos 20 metros de largo.

 

Manje aprovechó la ocasión, pues sus dotes no eran de carpintero, y viajó hacia el sur, el oeste y el suroeste, para descubrir nuevas rancherías y salinas. Llegó hasta el puerto que llamó Santa Sabina, que es actualmente Puerto Libertad; estuvo de regreso a Caborca para el 01 de abril donde Kino lo esperaba, pues había suspendido la construcción hasta que la madera se secara. Tras 21 leguas de camino (77km) llegaron de regreso a Tubutama, la noche siguiente a Magdalena y el día 4 arribaron de nuevo a Dolores. Manje había empadronado a 980 almas de indios gentiles y se había bautizado a 80 párvulos y adultos enfermos y sanos.

 

Para el mes de junio Kino y Manje emprenden el regreso hacia Caborca; al llegar a Tubutama Kino prosigue la marcha mientras Manje se sale de la ruta en plan de explorador hacia el norte. Llegó hasta Tucubavia donde encontró a 400 nativos observando campos cultivados de maíz de temporal. Visitó “Pozo Verde”, la ranchería de “Cups” al norte de la altísima sierra de Baboquivari y asustado por la historia de caníbales más al norte, decidió regresar a Moicaqui, una ranchería que después se llamó Bacapa y ahora es Quitovac. Sediento, enfermo y cansado, Manje regresa a Caborca enterándose de la mala noticia de que la construcción del barco sería suspendida, pues el padre visitador Juan Muñoz de Burgos se lo había hecho saber  a Kino por medio de una carta.

 

Cuarta expedición a Caborca realizada por Kino en Junio de 1694. La ruta en morado corresponde a la travesía realizada por Manje hacia el norte. Dolores(1), Magdalena(2), Tubutama(3), Atil(4), Caborca(5). Ruta de Manje: Tubutama(3), Tucubavia(6), Quitovac(7) y Caborca(5).

 

La expedición regresó a Dolores inmediatamente con el joven Manje demasiado enfermo; inclusive Kino lo confesó y le dio los últimos sacramentos. Tras seis largos y dolorosos días de camino llegaron a San Ignacio el 26 de junio. No podía más; Manje se quedó en la Misión bajo el cuidado del Padre Campos mientras que Kino prosiguió hacia Dolores. Manje relata: “En medio que el dicho padre me mandaba hacer quintas esencias de guisados de huevos, gallinas y otros con toda especies, con la molesta enfermedad en que me parecía todo salobre y que a fuerza me hacía probar, me privó de beber agua que era toda mi ansia y apetencia, y subió la tinaja en lo alto para que no la alcanzase”. Pero Manje se dio maña: “con el silencio de la noche, arrastrándome y ya sin fuerza, asiéndome del palo adonde estaba en lo alto, al coger la tinaja se volcó y me cayó agua desde la cabeza a los pies que me bañó todo, con lo cual, sin beber, con el ruido y estrépito que hice, despertó el padre”. La calentura de Manje cedió con el baño y pronto se recuperó; habrían de pasar dos siglos más antes de que los médicos dejaran de creer que un paciente con fiebre no puede beber agua fría. Nueve días después Manje fue a Dolores de paso hacia San Juan donde fue a informar al superior Jironza de sus experiencias,  las que fueron muy bien relatadas por cierto ya que el Militar también poseía  talento como escritor.