CAPÍTULO
VIII
BUSCANDO ALMAS EN LA PIMERÍA ALTA
Poco a poco el Padre Eusebio iba reconociendo la
magnitud de los trabajos necesarios en Para la nochebuena de 1691 Kino recibe a un
Jesuita muy especial venido de Después de las fiestas de la navidad,
Salvatierra decide dar un vistazo a la región; el gustoso P. Eusebio hace las
veces de anfitrión muy caballeroso, y tras de formar un grupo expedicionario
con provisiones para un mes, la travesía comienza viajando hacia Remedios, al
norte de Dolores, pasando después al Río San Ignacio llegando a Imuris cuya
misión se encuentra a cargo del P. Pedro de Sandoval. Acto seguido bajan hacia
el sur visitando Magdalena y El Tupo ambas a cargo del P. Luis María Pineli,
paisano de Kino de la vieja Italia. Hacia el oeste, la expedición continúa y
unas 10 leguas más adelante, ya en el día de Reyes, llegan a Tubutama sobre
el Río Altar, misión a cargo del Padre Antonio Arias. En este sitio se
hallaba el Jefe de la tribu de los Sobas que habitan una serie de rancherías
ubicadas al oeste sobre el Río San Ignacio. Aguas arriba del Río Altar, la
comitiva prosigue su camino llegando a Sáric y Tucubavia. En todos los sitios
la expedición era muy bien recibida; Kino relata: “En
todas partes nos recibieron con mucho consuelo suyo y nuestro; casi en todas
partes daban al P. Visitador párvulos a bautizar y nos agasajaron con muchos
bastimentos”. |
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La noticia de la expedición fue difundida por toda
la región; estando en Tucubavia, llegan mensajeros desde el norte portando
cruces en las manos y pidiendo a los sacerdotes una visita a sus comunidades;
Salvatierra comenta: “las cruces que esos indios llevan son lenguas que
hablan con elocuencia y con fuerza enorme y no podemos dejar de ir a donde
por ese medio somos llamados”. Por supuesto que Kino estaba feliz. La
expedición llega a la región de Nogales guiados por los mismos mensajeros,
descendieron por el Río Santa Cruz llegando a Tumacácori, una gran aldea
pima. Eran los primeros pasos sobre la parte norte de Sonora en la labor
evangelizadora. Salvatierra termina convencido, al igual que Kino, acerca de
lo necesario de nuevos brazos en la tarea; el mismo P. Salvatierra declara: “No
solo no se trata de quitar a esta Pimería alguno de los cuatro padres
concedidos, sino que vendrán otros cuatro más y yo con la divina gracia,
procuraré ser uno de ellos”. |
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Ruta de |
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Estando en Tumacácori se repite la historia;
del norte llega una banda de guerreros cubiertos con insignias, jefes y
caciques del asentamiento Sobaipuri de Bac distante unos |
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Ruinas de Guevavi (Estados Unidos) en 1889. |
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La comitiva pasa de Tumacácori a Guevavi siguiendo
la curva del río Santa Cruz hasta llegar al poblado de Santa María (hoy Santa
Cruz). En este lugar tanto Salvatierra como Kino bautizaron y dieron
catecismo durante 5 días, después de lo cual continúan su marcha hasta llegar
a Cocóspera a finales del mes de enero, sitio donde pasaron otros 5 días.
Desde este entonces, la futura Misión de
Cocóspera fue encargada al Padre Pedro de Sandoval. La travesía
continúa su camino hacia el sur pasando de nuevo por Remedios para llegar a
Dolores. Durante la caminata de más de Por el mes de agosto y septiembre de 1692, el
distinguido “ropa negra” P. Eusebio Kino arregla otra expedición con 50
cabalgaduras, sirvientes y algunas justicias hacia la región de los
sobaipuris del norte y noreste, ahora sobre el Río San Pedro. La expedición
siguió la trayectoria de Dolores-Remedios-Cocóspera-San Luis Bacoancos-Guevavi
y Tumacácori, donde los nativos le dieron una afectuosa bienvenida... ¡el
gran Padre había regresado!. Más al norte, río abajo del Santa Cruz, después
de recorrer
Para Tubutama llegó Daniel Januske y el P.
Juan Bautista Barli sucedió a Sandoval en Imuris y Cocóspera, aunque el 2 de
enero de 1694 falleció en Cucurpe siendo sepultado ahí mismo. El 26 de abril
fue un día muy importante para la comarca pues se organizó la inauguración
del templo en A fines de 1693 el P. Eusebio ensilla el
caballo de nuevo inquieto por conocer la región del oeste donde vivían los
“Sobas”, una tribu en franca
enemistad con sus hermanos Pimas de oriente donde hoy vivía Kino. Una década
antes, el Jefe “El Podenco” de Cosari habría caído asesinado por los
mencionados Sobas y el P. Eusebio tenía interés por reconciliarlos, aunque
además aprovecharía la oportunidad para dar un reconocimiento hasta la costa
y ampliar sus datos geográficos de la región. El Padre Agustín de Campos y el
Capitán Sebastián Romero lo acompañaron, además de una bien nutrida
delegación de colaboradores indígenas; la expedición sale de Dolores el 11 de
diciembre de 1693 y llegó a Caborca sin contratiempos, donde fue muy bien
recibido, aunque Kino escribió: “en algunas
partes se huían de miedo extrañando las caras nuevas y blancas que nunca las
habían visto”. Esta sería la primera vez que un grupo europeo intentaba comunicarse con los
naturales de estas tierras. Continuó su marcha hacia el oeste y desde la
cumbre de un cerro que nombró “El Nazareno”, logró avistar la ribera del
Golfo de California. La expedición regresó pronto a Dolores, aunque con la
firme voluntad de regresar a fin de levantar nuevas misiones para lo cual
sería necesario contar con el apoyo de las autoridades.
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Kino no perdió tiempo; llegando a Dolores se puso en
marcha rumbo a San Juan para entrevistarse con Domingo Gironza de Cruzat, a
la sazón Alcalde Mayor de Sonora y Comandante de El día 01 de febrero de 1694, Kino y Manje
salen de San Juan rumbo a Dolores ocupando tres días en el viaje; en esta
ocasión el Padre Kappus sería el acompañante en la expedición, que en aquel
entonces vivía en Cucurpe. Para el día 7 se inicia la travesía llevando como
guía al Jefe Coxi. A su paso, los indígenas los recibían con cruces y arcos
formados con ramas plantados a lo largo de la ruta; Kino bautizaba a los
niños y adultos enfermos, mientras que Manje repartía regalos y entregaba a
los jefes “varas de justicia”. Kappus se integra a la comitiva en Magdalena,
así como dos españoles y 20 indígenas que servirían como guías. La expedición siguió la ruta Magdalena-El
Tupo-El Ocuca-Pitiquín y finalmente Caborca, donde los recibieron 160 indios
con “cruces, arcos, caminos barridos y otros bailes y júbilos”;
algunos indios habían recorrido 150 leguas ( Continuando con el viaje hacia occidente,
después de acampar en El Nazareno, prosiguen su marcha hacia la costa
llegando al paraje de “Las Ollas”, nombrado así por haberse encontrado a un
grupo de mujeres indígenas casi desnudas tomando agua de un estanque, pues
iban “solo tapada su decencia con unos pedacitos de pieles de liebre”.
Kino, Manje, Coxi y los guías nativos continuaron adelante y pronto llegaron
hasta las playas del Golfo, hacia las cuales “en sesenta años que se ha
poblado la provincia de Sonora nadie había llegado y fuimos nosotros los
primeros”, según lo cuenta Mange en su relato. De regreso a Caborca, Kino y Kappus predicaron
durante día y medio algunos pasajes del evangelio bautizando a 18 niños.
Entregaron carne y pinole y otros obsequios con la nueva promesa de regresar.
Rumbo a casa, la expedición pasa por El Comac sobre el Río San Ignacio
encontrándose en el camino al mismísimo Jefe Soba, un indio pobre y desnudo “sin
más atavío que el de la inocencia”. Kino le regaló al Cacique una carga
de pinole y éste, no teniendo donde recogerlo, hizo que su esposa y otra
mujer se despojaran “de dos gamuzas con que cubrían su recato, donde lo
exhibieron, quedando desnudas entre matorrales donde se escondieron”.
Unos kilómetros más adelante se encontraron con un cerro redondo donde hay
cien trincheras de pared de piedra en forma de caracol o espiral, hasta la
cumbre; según cuentan, en las guerras que han tenido los naturales de ahí, si
les ganaban la primera torneaban la segunda y todas, hasta que, consumidas
las flechas de los contrarios bajaban los del cerro y los mataban. La
comitiva regresa a Magdalena y termina en Dolores cruzando
En resumen, según escribe Manje, “caminamos
ciento cincuenta leguas ( Es después de este segundo viaje a Caborca
cuando Kino decide la construcción de un barco, con la idea de complementar
la navegación en el norte del Golfo y, porqué no, regresar hasta San Bruno y
Loreto. La intención sería elaborar las piezas en |
Al día siguiente se inicia la construcción de
la nave cortando un grueso álamo; cavaron hasta encontrarle las raíces para
que cayera. Manje relata: “subí yo al árbol para amarrar reatas y sogas
para estirar de abajo la gente; estándolas atando a la punta y remate de él,
fue cayendo y yo, asido de su tronco. Aunque al golpe y estruendo se
quebraron muchos brazos de su copa, salí sin lastimarme, sin lesión alguna.
De inmediato fue el Padre Kino a dar gracias a Dios por no haber sucedido
desgracia alguna. El tronco se cortó de Manje aprovechó la ocasión, pues sus dotes no
eran de carpintero, y viajó hacia el sur, el oeste y el suroeste, para
descubrir nuevas rancherías y salinas. Llegó hasta el puerto que llamó Santa
Sabina, que es actualmente Puerto Libertad; estuvo de regreso a Caborca para
el 01 de abril donde Kino lo esperaba, pues había suspendido la construcción
hasta que la madera se secara. Tras 21 leguas de camino (77km) llegaron de
regreso a Tubutama, la noche siguiente a Magdalena y el día 4 arribaron de
nuevo a Dolores. Manje había empadronado a 980 almas de indios gentiles y se había
bautizado a 80 párvulos y adultos enfermos y sanos. Para el mes de junio Kino y Manje emprenden el
regreso hacia Caborca; al llegar a Tubutama Kino prosigue la marcha mientras
Manje se sale de la ruta en plan de explorador hacia el norte. Llegó hasta
Tucubavia donde encontró a 400 nativos observando campos cultivados de maíz
de temporal. Visitó “Pozo Verde”, la ranchería de “Cups” al norte de la
altísima sierra de Baboquivari y asustado por la historia de caníbales más al
norte, decidió regresar a Moicaqui, una ranchería que después se llamó Bacapa
y ahora es Quitovac. Sediento, enfermo y cansado, Manje regresa a Caborca
enterándose de la mala noticia de que la construcción del barco sería
suspendida, pues el padre visitador Juan Muñoz de Burgos se lo había hecho
saber a Kino por medio de una carta.
La expedición regresó a Dolores inmediatamente
con el joven Manje demasiado enfermo; inclusive Kino lo confesó y le dio los
últimos sacramentos. Tras seis largos y dolorosos días de camino llegaron a
San Ignacio el 26 de junio. No podía más; Manje se quedó en |