CAPÍTULO
XI
KINO CABALGA DE NUEVO
Los jesuitas de Yaqui abastecieron generosamente a
Salvatierra, como lo hicieron con Kino y Atondo; les dieron 30 cabezas de
ganado, un caballo, diez ovejas y cuatro cerdos. Iban 16 hombres entre ellos
el Alférez Tortolero con 5 soldados; el Capitán Romero con 6 marineros y tres
indios cristianizados de tierra firme bajo la dirección general de Juan María
Salvatierra. El día 10 de octubre de 1697 la embarcación enfiló rumbo al
poniente y el día 16 fondearon Francisco,
el consentido de Kino no tardó en hacerse presente en San Bruno, un lugar que
no los convenció para sentar |
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El padre
Juan María Salvatierra retoma el proyecto “California” de Kino empezando con |
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El 10 de
diciembre de 1696 el P. Eusebio, por su parte, sale de Dolores con rumbo
hacia las tierras del Jefe Coro pues había rumores de una guerra inminente
con los Jocomes. Con el ímpetu de un joven que sobrepasaba el medio siglo de
edad, mulas con cargas, caballos, ganado mayor, ayudantes, soldados y sus
preciados regalitos enfilaron rumbo a Cocóspera; llegó a la cuenca del Río
San Pedro y 5 días después se detuvo en Quíburi. Kino escribió: “este lugar es la principal y gran ranchería, pues tiene
400 almas juntas con su fortificación o cerca de tapia por ser fronteriza de
los enemigos jocomes... el principal Capitán llamado El Coro me dio a su
hijito para bautizar y se llamó Horacio Pólise; y el Gobernador llamado El
Bajón y otros me dieron sus párvulos a cristianizar. Dimos principio a una
casita de adobe para el padre dentro de la fortificación, y luego, después,
metí un poco de ganado mayor y una manadilla de yeguas para principio de una
estanzuela”. El padre Eusebio sabía que los regalos abrían
puertas. De inmediato, al regresar a Dolores, Kino cabalga rumbo a la tierra
de los Sobaipuris con gran cantidad de cabezas de ganado; iba en serio el
apoyo a las misiones del norte. Partió el 13 de enero de 1697 de Dolores y
llegó primero a Bacoancos para dejar un rebaño de 60 reses destinado a una
nueva estancia. En Tumacácori había ovejas y cabras que habían llevado los
leales al Padre Saeta, recogiéndolos en Caborca cuando los alborotos del año
anterior. Llegó después a San Xavier del Bac siendo recibido con gran cariño.
Dejó muchos obsequios y trabajó arduamente en la doctrina cristiana. |
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Kino
viaja al pueblo de Quíburi(1-2) en Diciembre de 1696 y a Bac (1-3) en Enero
de 1697con cabezas de ganado. |
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De
regreso, durante el mes de marzo se encaminó de nuevo hacia Quíburi saliendo
el día de San Patricio. Regresó por Tumacácori y Bacoancos “mirando en todas partes por lo espiritual y lo temporal
de los hijos, bautizando algunos párvulos y enfermos y consolando a todos con
los muy paternales recaudos del Padre Visitador y aún del señor Alcalde Mayor
y Gobernador de las armas”. Kino
sabía también de la importante seguridad que ofrecían los soldados para
proteger la región en contra de las embestidas de los Jócomes, Xanos, Sumas y
los temibles Apaches; a los mismos indios catequizados se les prevenía de la
necesidad de involucrarse en la defensa del territorio. En esta ocasión dejó
al Padre Pedro Ruiz de Contreras a cargo de la misión de Cocóspera y Suamca
(Santa María) regalándole 500 cabezas de ganado mayor y otras tantas de
ganado menor en dos manadas, caballada, bueyes, sementeras, etcétera. |
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En marzo
de 1697 Kino viaja a Quíburi y regresa por Tumacácori (1-2-3-1). |
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En el
mismo año, Kino organizó una expedición con los jefes Pimas a la remota
Bazeraca para ver al padre Polici y pedirle misioneros... él ya no podía con
tanto. De todas partes se congregaron en un histórico viaje desde Dolores.
Kino relata: “En el Real de San Juan, en Oposura
(Moctezuma) y Guásavas por donde pasamos, nos hicieron todo agasajo así los
señores seglares como los padres. El 6 de octubre, día de Nuestra Señora del
Rosario, llegamos a Bazeraca”. El Padre Polici quedó sorprendido y
convencido; al día siguiente cantó una misa, quedó satisfecho de la lealtad
de los Pimas y escribió una carta muy fina al Gobernador Jironza para que
viera por Una
nueva expedición es organizada por Kino de nuevo para la tierra de los
Sobaipuris, esta vez acompañado por Manje. Salieron de Dolores el 02 de
Noviembre de 1697 muy bien equipados con tres cargas de viáticos, el
ornamental para decir misa, diez sirvientes indios, sesenta caballos y mulas
y algunos regalos para la nación pima sobaipuri. Siguieron la ruta Remedios,
Cocóspera y Santa María; tras de recorrer 14 leguas ( |
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Pronto
llegó la comitiva con el Jefe Coro, el indio principal de la nación Pima residente
en Quíburi ya en la frontera con los apaches. Manje contabilizó en el sitio
unas 500 personas en un centenar de casas donde se cultivaba maíz, frijol y
algodón que tejían, teñían y utilizaban para vestir; se observaron canales de
riego. La llegada fue oportuna pues celebraban una victoria sobre los
Apaches; Manje escribió: “Se festejó todo el día nuestra llegada con
exquisito baile en forma circular, en cuyo centro había una alta asta donde
pendían trece cabelleras, arcos, flechas y otros despojos de otros tantos
enemigos apaches que habían muerto; en todas las demás rancherías bailaban el
mismo triunfo”. Los mismos soldados se incorporaron gustosos al baile.
Mientras que Kino platicaba con los sobaipuris acerca de su ministerio
cristiano con el auxilio del traductor Acuña, Bernal se arreglaba respecto a
cuestiones del gobierno y de la guerra con el Jefe Coro. Kino propuso avanzar
más la expedición hasta con los sobaipuris de la parte baja del Río San
Pedro, aunque la idea no fue muy bien recibida pues al decir de muchos se
requerían mayor cantidad de soldados para enfrentar un posible ataque. El día
11 de noviembre de 1697, después de una misa, todos se alistaron y partieron;
el Jefe Coro ofreció sumarse con 36 grandules. La expedición fue muy bien
recibida pues encontraban los caminos barridos y les habían erigido cruces y
arcos de ramas; caminaron a las orillas del Río San Pedro y tiempo después
llegaron a Jiaspi o El Rosario, una ranchería de 140 personas. Bernal
escribió: “Hallamos toda la gente en dos filas, sin armas, a darme la
obediencia así hombres como mujeres y niños, alegrándose mucho de verme y al
capitán Coro”. En este lugar se hace presente el Jefe Humari; abrazó al
P. Eusebio y le preguntó por la ausencia de los misioneros prometidos. Bernal
quedó convencido de la lealtad de los Pimas y Kino se sintió más satisfecho
todavía cuando Coro y Humari se dieron un gran abrazo en público. La
expedición continuó su marcha; en los sitios que llegaban siempre había
oportunidad de intercambiar alimentos por regalos; al pasar por Arivavia, los
habitantes les dieron a los soldados “tantos
frijoles cocidos y harina de maíz que les faltaron talegas en que llenar y
cargar para el viaje; remunerámoslo con algunos cuchillos, listones y otros
donecillos que estimaron en sumo agrado”. Cuando los exploradores
llegaron a Ojío donde vivía el Jefe Humari, hubo grandes demostraciones de
júbilo con danzas, arcos, cruces y caminos barridos; se hospedaron en una
casa de palos y petates; también había una capilla para celebrar la misa. Los
españoles llamaron al lugar “ |
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Manje
las describe: “Llegamos al mediodía a las Casas Grandes, dentro de las
cuales dijo misa el Padre Kino que hasta allá caminó ayuno; la una de ellas
es un edificio grande de cuatro altos; el principal cuarto de en medio y los
conjuntos de sus cuatro lados, de tres; con las paredes, de dos varas de
grueso, de fuerte argamasa y barro, y tan lisas por lo interior que perecen
cepillada tabla y tan bruñidas que relumbran como loza de |
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Casas
Grandes en 1852. |
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Había
doce casas más medio caídas; en ellas había mucha loza quebrada de platos y
ollas de fino barro pintada de varios colores, según Manje, “que asimila a
los jarros de Guadalajara de esta Nueva España”. Se logró conocer la
teoría de que dichas casas “las fabricaron una gente que vino de la región
del norte, llamado, el Principal, El Siba que, según su definición en su
idioma, es el hombre amargo y cruel; y, que por las sangrientas guerras que
les daban los apaches y veinte naciones, con ellos confederadas, muriendo
muchos de una y otras partes, despoblaron. Parte de ellos por disgusto se
dividieron y volvieron para el norte de donde, años antes habían salido y los
más hacia el oriente y sur. De cuyas noticias juzgamos y es verosímil que
sean los ascendientes de la nación mexicana”. Kino también detalló lo
siguiente: “Nos admirábamos de ver que estaba
casi una legua distante del río y sin agua; pero después vimos que tenía una
grande acequia de un muy grande terraplén, que tendría tres varas de alto y
seis o siete de ancho, y era mayor que el de Más
adelante, al continuar los expedicionarios llegaron a un poblado llamado por
el P. Eusebio “Nuestra Señora de |
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De
regreso, la comitiva pasó por Tucson y Tumacácori y en algún lugar se
encontraron con una pila de 33.5 por El 23 de
noviembre se detuvieron en el Valle de Correa al fin de la cordillera de
Tucsón; los nativos bebían agua de un pozo profundo hecho a mano; el mismo
día continuaron hacia San Agustín de Oiaur. Manje contó 800 personas en 186
casas en el camino. Al final del día llegaron a Bac, donde los viajeros
fueron hospedados en una casa de adobe, vigas y terrado; “cuidan una manada
de yeguas y ganado que les dio el padre Kino para la misión; y una milpa de
trigo del cual nos tenían hecho un amasijo de pan con un indio de Dolores que
llevó cedazo”. |
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Expedición
de Kino y Manje por el norte: Dolores(1), Quíburi(2), Casas Grandes(3), y
Bac(4) del 2 de Noviembre al 2 de Diciembre de 1697. |
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Kino
escribió: “Hallamos y matamos ganado mayor y
menor y aún pan fresco y muy bueno que nos hicieron en el nuevo horno que
mandé hacer”. Se contaron en los alrededores 900 personas; dos
jócomes cautivos fueron comprados: una niña de 12 años por Bernal y un niño
de diez por Acuña. En ese lugar el Jefe Coro se despide de la excursión,
siendo recompensado con un caballo. Desde Bac, la expedición camina hacia el
sur llegando a Cocóspera y Remedios, pasando dos días en este lugar ayudando
a la construcción de una iglesia. La ruta termina en Dolores el día 02 de
diciembre. Manje
resume la trayectoria en “260 leguas de ida y vuelta con extendidos llanos
y valles amenos y deleitosos, con fértiles tierras y abundantes bastimentos.
Todo el gentío fue afable y amigable deseoso de ser cristianos; contamos 920
casas y 4700 almas; se bautizaron 80 párvulos y 9 adultos que se catequizaron
el tiempo que dio lugar”. Kino por su parte escribe al Padre General: “Patentemente y evidentemente hemos descubierto que Las cartas de apoyo a |
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Los caballos de Kino empezaron a
construir los primeros caminos de Sonora y del Sur de Estados Unidos; antes
de eso sólo veredas con las huellas del hombre se observaban en el escenario
natural. |
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A principio del año 1698 la paz se cayó de nuevo en La victoria de la gente de Coro fue notificada a Kino; el
mismo Capitán le envió la información en un palo largo con muescas el número
de muertos. Kino a su vez envió un comunicado a Jironza en San Juan, quien
comentó: “sería esta victoria para el total remedio de
toda la provincia”. Polici, el visitador, “escribió que daba mil gracias a su Divina Majestad por el suceso
tan feliz”, según Kino. Las campanas de las
iglesias replicaron varios días en tono de fiesta. Sin embargo, hubo quienes
dudaron de esta demostración de los Pimas, para lo cual el P. Eusebio
personalmente fue a constatar lo sucedido; preparó las mulas de carga y
caballos de remuda, cabalgó hacia el norte el centenar de leguas y describió
lo que encontró: “Entré las cincuenta leguas que hay
hasta Santa Cruz de Quíburi y el 23 de abril vimos los cuerpos muertos de los
enemigos; topamos con 22 soldados que también por incrédulos habían entrado
por el otro camino de Terrenate, que actualmente estaban reconociendo las
referidas y contradecidas muertes”. Eran Manje
y Escalante que habían sido mandados por Jironza. Kino añade: “Vimos y contamos ahí cerca de cincuenta y cuatro cadáveres; los
treinta y uno de hombres y los veintitrés de mujeres. Los hijos nos dieron
varios despojos que trajimos con nosotros entre ellos un arcabuz, pólvora y
balas, una cuera, cueros de cíbola y gamuzas, arcos y flechas y cabelleras de
los referidos enemigos. De los hijos pimas, en la ranchería de Santa Cruz
murieron cinco y nueve quedaron heridos y convalecieron”. Kino aprovecha lo sucedido para solicitar más auxilio de
misioneros: “Ahora no falta más, sino que los que pueden
socorran a esta dilatada Pimería que tiene más de 10,000 almas con los diez o
doce padres misioneros idóneos que necesita, y ojalá sean algo semejantes a
los dos (Salvatierra y Pícolo) que tan gloriosamente para tanto bien de
tantas almas, tan en servicio de las dos Majestades, después de tantas
contradicciones tan felizmente trabajan actualmente en |
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Las reses que llevó Kino a
repartir por a las misiones del norte, noroeste de Sonora y sur de Estados
Unidos iniciaron |
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Pero el Padre Mora nunca se iba a convencer del trabajo
de Kino. En un documento que preparaba escribió: “Todo lo
que el padre visitador ha dispuesto en Respecto a la victoria del Jefe Coro, escribió: “Lo que
es propio de este papel es decir que los Pimas, habiendo salido victoriosos,
han quedado tan temerosos que luego se mudaron de donde vivían y se metieron
más adentro, de temor de que no los consuman los enemigos”. Después de la batalla, Coro de inmediato sacó a su gente
de Quíburi y la llevó al Arroyo de Sonoita donde, cerca de Patagonia,
estableció una ranchería llamada por los jesuitas Los Reyes. |
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Kino le
puso movimiento al hombre del norte y sur de Estados Unidos. El caballo fue
domado por los indígenas dándoles oportunidad de rápidos ataques, un asunto
que no les convenía a los colonos españoles. Mucha caballada fue dejada libre
al atacar los indios aquellas primeras Misiones, formándose incluso manadas
salvajes en los años futuros. |
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El proyecto de construir un barco en Caborca también le
mortificaba a Mora. Al respecto escribió: “Este ha sido el motivo de las
caminatas al norte del Padre Kino. Aún después de las del poniente ha sido
una empresa que yo no sé a qué compararla. Aún después de haberle mandado que
se esté en Mora comenta que cuando se averió la embarcación que se
usaba para llevar cosas a California, la gente de Yaqui corrió a pedirle a
Kino que prestara su barco; Mora especulaba también que el objetivo de Kino
era abastecer de provisiones a las minas de Alamos o Real de los Frailes en
Sonora navegando a través del Golfo. En este asunto Mora estaba dispuesto a
llegar a las últimas consecuencias; “lo que sí puede ser que llegue
a los oídos de Vuestra Reverencia, serán las voces contra mí de que lo mandé
quemar. Juro in Domino que será para que el Padre tenga alguna quietud y para
excusar los trabajos y hambre que padecen los indios que tiene el Padre
trabajando, para excusarle a su Partido muchos gastos sin provecho, que puede
emplear en otra cosa, para excusar la continua murmuración que hay sobre
esto, como de cosa quimérica”. Mora no perdió tiempo en los
detalles: “Hay el rumor de que una india malparió por semejante mal
trato de manos que recibió del mismo Padre Kino porque no le hizo tan a prisa
o tan a gusto unos cajetes de barro”. Hubo otras
más; se dijo que otro indio murió dos días después de haber sido golpeado por
Kino; otro informante le dijo al Rector que muchas veces en |
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Las aves de corral y otros
animales domésticos empezaron a poblar el escenario de las Misiones. |
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Mora seguía acusando al Padre Eusebio pues alguien le
escribió diciéndole que jamás estaba en Dolores: “Y no estando él ahí,
no hay indio que haga cosa ni asista. Si en los pueblos que están muy
asistido y bien administrado los indios son muy ordinarios los casos de morir
algunos sin confesión por sólo estar el padre en el otro pueblo de la
administración, ¿cuántos casos de estos sucederán donde más es la distancia
que la presencia?; ¿cuántos niños se quedarán sin bautismo, cuántos días de
fiesta sin misa?; ¿cuántos sin doctrina?... Todos los neófitos en su misión
son los más malcriados e industriados. Todo lo dijo el padre Campos que
administró el Partido del Padre Kino siete meses”. Ciertamente el P. Campos
escribió: “los indios de Cotzari están tan insultos, tan malévolos, tan mal
criados, tan contra mi genio que sólo pensarlo me da notable enfado”. Y siguió el rosario de quejas: “¿Con
que conciencia se podrá hacer trabajar a los indios para que sustenten al
ministro que en casi nada los asiste? Pues, ¿que si el trabajo es
exhorbitante?; la sementera de trigo
que el Padre Kino siembra en Los Dolores es la mayor que absolutamente se
siembra en las Misiones de Sonora”. Lo que dice
de los bautismos sí que es interesante, pues Kino celebraba los bautismos sin
la debida instrucción para lo que Mora exigía especial cuidado.
“Bautizaba entre los mezquites y luego los dejaba sin sacerdotes; cuando esos
indios se ven en sus tierras sin maestro, ¿qué vida de cristianos
asentarán?”. En esto Polici también tiene pecado,
pues cuando envió a Kino a fundar misiones entre los sobaipuris, le ordenó lo
siguiente: “Con un temastián, mientras cavan la tierra y trabajan,
enséñeles a rezar explicándoles los artículos principales, y en viendo la
pared de veinticinco adobes de alto, si quieren cristianizarse los bautiza”. Una de las acusaciones más serias era que Kino, según
se dice, estaba de acuerdo en que se utilizaran los informes obtenidos en la
confesión, aunque nunca se le comprobó nada. Mora termina diciendo en su libro de acusaciones contra
Kino que, por el bien de la provincia, el P. Eusebio debía ser retirado de
allí. Ningún Jesuita que no estuviera de acuerdo con él debería quedarse en Pero la mala publicidad de Mora no afectó la imagen de
Kino en |
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Kino escribió: “Habiendo concurrido
a esta fiesta algunos señores españoles del Real de Bacanuche y los más
principales caciques y cabezas de toda |
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El Padre
Eusebio prometió una expedición para el Río Grande y a la mar de California
en los próximos días, para que de esto avisaran a aquellas gentes nuevas de
la costa. En esta celebración no quedó duda acerca de quien era Kino y de su
gran poder de convocatoria; de Mora nadie se acordó. |
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